lunes, 3 de diciembre de 2012

Manteca

Ella está sobre mi panza,
su cabeza entra en mi puño,
y podría apretarla hasta reventarle el cráneo,
beber la materia gris.
Elijo la caricia
detrás de su oreja izquierda,
con mi pulgar
que viene y va por el pelaje.
La dejo hacer lo que le gusta.
Hurga la basura, rasga mi piel,
la ropa y los muebles.
La casa también le pertenece.
Yo solo la alimento.
Ella está sobre mi panza,
y también me deja hacer.
Soporta mis pedos,
la ropa tirada por todas partes,
el inodoro salpicado,
el piso sin barrer...
Ella está sobre mi cama,
esperando que me duerma.
Podría arrancarme los ojos con sus garras,
pero elije darme calor,
y dormir a mi lado.

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