viernes, 30 de marzo de 2012

Grandes documentales

Este es el proceso, mi proceso de cambio, transfiguración o metamorfosis que no se exactamente a dónde me llevará pero que estoy seguro que logrará quitarme el peso de este mundo de mis hombros. Estoy en la oficina, un pequeño cubo, demasiado pequeño como para pasar nueve horas aquí dentro. Frente a mis ojos hay una computadora y detrás de ella una pared blanca, hospital de turno que continua por mi derecha. A siniestra dos ventiluces que muestran el color del día y las hojas verdes de los fresnos buscando su amarillo otoñal. Ellos parecen contemplarme desde el otro lado como si yo fuera un pez dentro de la pecera, no creo que puedan comprender mis movimientos ni actitudes, aquí no hay hidrodinamia, de hecho ni agua hay, tan solo la del mate que a veces me acompaña.  Tengo una compañera de trabajo que está embarazada y pronto saldrá de licencia. Ella me enseña lo que hay que hacer en la pecera, como moverme, que alimento buscar y como sobrevivir en este medio. A veces nos visitan tiburones o serpientes marinas, nunca una sirena. No puedo respirar bien en este espacio, mis branquias no se han desarrollado del todo y siento que si lo hacen será en el lugar equivocado, en mis sienes, es ahí donde estoy soportando la presión del cambio de hábitat. Solo espero que no me reviente la cabeza para dejar escapar el vapor que en ella surge cuando paso mi tiempo en este lugar. Mensualmente me dan dinero a cambio del espectáculo que ofrezco a los fresnos, es digno recibir un salario dicen por las calles, hasta hay quien se manifiesta al respecto pidiendo más y mejor salario, debe ser que desean seguir en el mundo del espectáculo con todas sus ganas. Creo que los árboles se aburren de vernos, no es muy entretenido lo que ofrecemos, sin embargo las plantas también parecen pagarnos de algún modo. Como ellas no manejan dinero, pues han evolucionado al respecto, nos entregan sus frutos a cambio de nada, solo se dan así al mundo mientras beben agua de la tierra y toman sol, sin lentes ni protectores solares, sin bikinis o disfraces por el estilo. Mirando por uno de los ventiluces, el que está a la derecha, se logra ver una construcción que es un hotel donde la gente suele pasar unos pocos días y luego se marcha hacia quién sabe donde. Los fresnos no comprenden bien esa actitud pero logran asociarla con el avistaje de las aves y ven en el hotel un gran nido de piedra. Otra cosa llamativa son las latas en movimiento que buscan la sombra del fresno cuando se quedan quitas, a ellos nos les gusta mucho el laterío porque perjudican su respiración al emanar dióxido de carbono de manera tan abrupta, sin la parsimonia a la que están acostumbrados, al proceso lento que ellos manipulan en busca del ahorro de energías que son vitales para el crecimiento, algo a lo que dan mucha importancia. De lo que sí están contentos es de recibir chorros de agua, aunque realmente prefieren la lluvia, pero como aquí no llueve prácticamente se ven “obligados” a disfrutar de esa pequeña gran ayuda. Aunque a veces logran distinguir entre quien les ayuda por el placer de verlos crecer y quienes lo hacen por pura obligación, no son giles. Yo los miro, ellos me sienten con todo su ser. Es evidente que están en otro nivel evolutivo. Los tiburones son tipos serios, preocupados por el cardumen al que quieren controlar y de vez en cuando deglutir, más no sea a uno de sus miembros. Van y vienen y piden cosas a la pasada, uno asiente por miedo al tarascón. Lo que resulta más triste es cuando uno de los miembros del cardumen comienza a maquillarse buscando mimetizarse con los tiburones, es algo que no logro comprender. Acaso el fresno querrá volverse oruga? Lo miro y sus hojas se niegan en un movimiento vaivén. Será por mucho más que tendré que estar aquí? Estaré por algún aprendizaje que me encomendaron en otra vida? Creo que hay preguntas que jamás lograré descifrar, para colmo no dejan de brotar en mi interior como hojas nuevas de la primavera. Preguntas y más preguntas.  Ahora llega la hora del almuerzo y la gran pregunta es: quién estará haciendo el tiro con su caña?

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