jueves, 27 de diciembre de 2012

La preocupación

Nos vamos a olvidar
del oso muerto
de la piba violada
del sobreseído
de la tragedia.
Nos vamos a olvidar 
como si fueran
vestidos de moda
o zapatos de temporada.
Nos vamos a olvidar,
así como un día,
se olvidará el mundo
de que una vez existimos.
Es duro
seguir aceptando tanta mierda,
pero la consumimos a diario.
Eso que mancha nuestros dientes
no es justamente sarro.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Transmisión de pensamiento

Íbamos en colectivo
a lo de mi hermana.
Pasamos por el frente de la cárcel
y el me dijo:
estaría bueno
que no hubiese ladrones
ni cárceles,
ni escuelas,
ni trabajos.
Así podríamos estar
juntos
y compartir.



Si yo hubiese pensado así
a los siete años,
seguro que no lo hubiese conocido.
O tal vez si,
quién sabe.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Mimetización

Andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después,
andate a la mierda
y después...
después ya no lograré distinguir,
entre vos y la mierda.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Nunca

El dijo que no,
que nunca,
jamás en la vida,
en la puta vida.
Ella guardó silencio,
un silencio musical.
El dijo que ella
estaba un poco
loquita,
pero el nunca.
Ella tan solo
miraba para otro lado.
El era tan amable,
siempre sonriendo
y cariñoso
por demás.
Ella puro silencio,
la mirada perdida.
El decía que no,
que ella era todo,
el amor de su vida.
Nunca jamás.
Ella dejaba caer el pelo en la cara,
como tapando una vergüenza.
Un día ella se fue
y el lloró y rompió toda su casa.
Quemó las cartas,
las toallas mojadas.
Un día ella apareció muerta 
en el río,
con su vientre 
cargado de amor.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Manteca

Ella está sobre mi panza,
su cabeza entra en mi puño,
y podría apretarla hasta reventarle el cráneo,
beber la materia gris.
Elijo la caricia
detrás de su oreja izquierda,
con mi pulgar
que viene y va por el pelaje.
La dejo hacer lo que le gusta.
Hurga la basura, rasga mi piel,
la ropa y los muebles.
La casa también le pertenece.
Yo solo la alimento.
Ella está sobre mi panza,
y también me deja hacer.
Soporta mis pedos,
la ropa tirada por todas partes,
el inodoro salpicado,
el piso sin barrer...
Ella está sobre mi cama,
esperando que me duerma.
Podría arrancarme los ojos con sus garras,
pero elije darme calor,
y dormir a mi lado.