viernes, 23 de diciembre de 2022

Regalo de navidark

Un perro de tres patas
se pregunta si en esta navidad
San Nicolás lo sorprenderá 
con alguna pata de regalo,
más no fuera de cordero
degollado.

Una mosca perturbada
sobre la fruta muerta
aguarda impaciente
que alguien defeque en la vereda
y le pide a Dios
un vaso de fernet con coca.

En el supermercado
se están cagando de risa
mientras desesperados 
en largas colas
asalariados compran sidra a mitad de precio
y piononos remarcados en dolares. 

Jesucristo toma mate con el Grinch,
verdes y amargos los prefieren,
al tiempo que juegan a las damas
con los labios pintados y en pelotas
pero con tacones.

Los árboles llenos de luces
van muriendo de pie
por el agobiante calor del verano
y los niños van perdiendo sus brazos
en cada explosión de fuegos de artificio
que hacen llorar al perro y liquidan a las moscas
cuando suenan las doce campanadas del suicidio universal.

Texto del 2014 Los ilusionistas

Me encanta el fútbol, me va a gustar siempre. Es un juego emocionante, que bien jugado me hace babear. Recuerdo que me gustó desde los primeros partiditos que se armaban en el recreo en la escuela. A los seis años empecé a jugar en una escuelita de fútbol y no paré hasta los doce, que tuve problemas en los cartílagos de las rodillas y me vi obligado a abandonar todo tipo de actividad física durante un año. Cuando me dieron el alta empecé a jugar al rugby pero mi amor era el fútbol, mi primer amor, ese que te marca para toda la vida. 

Mi primer mundial fue el de Italia 90, en el 86 era muy chico y solo recuerdo salir a la calle Cabello y encontrarme con un montón de gente enloquecida tirando papelitos y gritando por todos lados que éramos campeones. Siempre fue un sufrimiento ver a Argentina, equipo tanguero que parece tener que llorar para mamar, pero me hice hincha de Argentina lo mismo, más allá de haber nacido en este país. Cómo no ser de Argentina si teníamos a Maradona! El Diego se fue, el fútbol se puso aburrido durante años y luego apareció este pibe Messi, que parece un jugador de Playstation 6 y hace que uno se ilusione cuando ve jugar a Argentina. Pero Argentina me aburre lo mismo y me da bronca que juege tan mal.

Sin invitación

Así en el tierra como en el cielo
en la oficina como en tu casa
en la calle como en el bar
a donde quiera que vayas
habrá un pelotudo acechando
y la voz de tu conciencia 
quitándote el sueño.

Ciclos

Mientras el dólar se dispara a las nubes
La policía nos dispara a la cara
Y el pueblo se dispara a las calles
Y el presidente se dispara un gramo
Con un dólar enroscado en su nariz

jueves, 22 de diciembre de 2022

Vias de escape

Esta sociedad me enferma, siempre quise escaparme de ella de diferentes modos. De chico solía jugar al fútbol hasta reventarme las piernas, jugando durante horas sin parar, secando mi boca, mi piel transpirada, mis pensamientos. Odiaba ir a la escuela, las órdenes impartidas por cualquier ser humano eran como una infección, las relaciones humanas parecían una infección. Es extraño como los animales se relacionan, nadie le ordena nada a nadie, solo desean vivir tranquilos, sin ser molestados. No digo que sea el paraíso, ellos se matan también, pero se matan con motivos verdaderos y luego no hay rencores ni juicios finales, ninguno sale a pedir justicia o golpear cacerolas, porque la justicia no existe entre ellos, solo hay miradas. Si nuestra mente ha evolucionado lo ha hecho sola, al margen de nuestros actos. Seguimos siendo los mismo imbéciles desde hace diez mil años por lo menos. La incoherencia absoluta de esta nada que somos, de esta pretensión del ser algo, cualquier cosa, encontrar un espacio donde desarrollar nuestra vida sin sentido. Son tantos los que no pueden vivir sin sentido que suelen desesperar por ello y terminan siendo lo que no desean, arrastrados por la corriente continua y sofocante de la falsa humanidad. Tanto les pesa ser nada, perder toda aspiración, morir olvidados? Me enferma esta sociedad, me enferma de la mala enfermedad y no hay placebo que me convenza, por eso elijo beber hasta perder la conciencia, para no pedir nada, para ser nada, para morir olvidado y sonriente.