miércoles, 16 de mayo de 2012

Una gota es suficiente

Ayer estuvo buenísimo a pesar de las siete de la mañana, el baño semi apurado y el olvido de la posición ejecentrado del Tai-Chi; el banco que no entregaba dinero, la espera absurda; el pago del alquiler con dinero prestado; las nueve horas de oficina con su presión monetaria y el puto ocho de tres con ochenta y cinco. Ayer estuvo buenísimo porque llegué al Anfi con mi guitarra, la que se enchufa y que pierde la afinación más rápido de lo que deseo, y te vi sonreír y nos abrazamos sonriendo. Estuvo buenísimo a pesar de que tenías que irte a ver a tu hermanita y no podías venir a tocar con nosotros, digo tocar como diría jugar, o por qué no, jugar tocando. Claro que entendí tus razones. Y nos fuimos para la sala, y adiós nochecita mientras caía el sol. Luego nos veremos, pensé. Se armó un trío medio rock, medio funk, y le dimos rosca, yo un poco menos que los otros dos que le hacían al bajo y la bata con una polenta envidiable. Los corría de atrás, a veces los alcanzaba y era fantástico. Minutos, tal vez segundos, de eternidad. Luego llegó gente y pintó más jazzeado el asunto, el mismo juego de tocar, así de divertido, siempre corriendo detrás, siempre sintiendo la eternidad bajo la piel. Vos estabas con esa gente pero yo no podía dejar la viola, a parte me agarra el mal del cagón, viste como es. Ayer estuvo buenísimo! Vos asomaste tu cabecita para decir adiós otra vez, y pensé que ese adiós me saludaba como si ya todo estuviera asumido, aunque nada está dicho. Para qué, de todos modos. Supongo que algunas cosas se notan en el aire, aromas, miradas, sonrisas, deseos. Supongo también que no sé nada de lo que está pasando, cómo saberlo si nunca había sucedido así? Volví al Anfi luego de la tocada lúdica creyendo en ese pensamiento de que volverías, esperé por vos como tres horas pero nunca volviste. Y qué, ayer estuvo buenísimo por dos o tres minutos, acaso no basta eso para un día?   

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