jueves, 22 de diciembre de 2022

Vias de escape

Esta sociedad me enferma, siempre quise escaparme de ella de diferentes modos. De chico solía jugar al fútbol hasta reventarme las piernas, jugando durante horas sin parar, secando mi boca, mi piel transpirada, mis pensamientos. Odiaba ir a la escuela, las órdenes impartidas por cualquier ser humano eran como una infección, las relaciones humanas parecían una infección. Es extraño como los animales se relacionan, nadie le ordena nada a nadie, solo desean vivir tranquilos, sin ser molestados. No digo que sea el paraíso, ellos se matan también, pero se matan con motivos verdaderos y luego no hay rencores ni juicios finales, ninguno sale a pedir justicia o golpear cacerolas, porque la justicia no existe entre ellos, solo hay miradas. Si nuestra mente ha evolucionado lo ha hecho sola, al margen de nuestros actos. Seguimos siendo los mismo imbéciles desde hace diez mil años por lo menos. La incoherencia absoluta de esta nada que somos, de esta pretensión del ser algo, cualquier cosa, encontrar un espacio donde desarrollar nuestra vida sin sentido. Son tantos los que no pueden vivir sin sentido que suelen desesperar por ello y terminan siendo lo que no desean, arrastrados por la corriente continua y sofocante de la falsa humanidad. Tanto les pesa ser nada, perder toda aspiración, morir olvidados? Me enferma esta sociedad, me enferma de la mala enfermedad y no hay placebo que me convenza, por eso elijo beber hasta perder la conciencia, para no pedir nada, para ser nada, para morir olvidado y sonriente. 

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