ni aquel.
Y soy todos a la vez.
Una amalgama
de existencias.
Perdido,
podrido,
viciado,
asqueado,
olvidado
y vuelto a enjuagar.
Dulce,
atento,
cordial,
saludable,
querible
y vuelto a ensuciar.
Pero hasta la lavandina mancha,
y la plancha quema,
y la muerte nunca se aburre
de jugar siempre
el mismo juego.
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