miércoles, 13 de noviembre de 2013

Andando

Creo que en la escuela no entendía nada, solo quería jugar. Tanta estructura comprimiendo cerebros, ideas abstractas organizadas por el lenguaje, tanto ejercicio mental al servicio de la nada me agotaban. Entiendo ahora por qué no quería ir a la escuela, pero ahora es tarde, ya fui y mi cabeza se configuró para entender ciertas cosas de este mundo, cosas que no tienen explicación real, pero que de algún modo alguien creyó que debían ser explicadas. Vivimos bajo las estructuras, desde el mismo lenguaje sucede. A veces trato de imaginar cómo sería pensar el mundo sin nombres, sin palabras. Pensar en una nube sin llamarla, simplemente sentirla. Uno se ha sentido tonto por no comprender los logaritmos o incluso cosas más básicas como el dos más dos cuatro. Hoy creo que no estamos preparados para todo eso, que podríamos ser otra cosa muy diferente a lo que somos y sin embargo acá estamos, con la cabeza chipeada para ser lo que no pretendíamos, resistiendo en cada despertar sin entender por qué nos cuesta tanto integrarnos a este mundo archi absurdo, donde todos los meses, cada mes, dos más dos es cuatro y vuelta a empezar. A veces me duele vivir así, muerto.

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