jueves, 11 de abril de 2013

Casi como idiotas

Que extraña se torna la vida
en una sociedad
donde todo puede hacerse con una máquina.
Hay máquinas para trasladarse,
para picar cebolla,
para secar el pelo,
para respirar también!
Hay de esas que reproducen letras,
en cualquier formato y tamaño.
Máquinas para sumar,
para construir,
para mezclar,
para limpiar
y para matar.
Hombres,
máquinas,
hombres máquina!
La vida se torna maquinal,
con botones de encendido
y apagado.
Y así nos vamos perdiendo
entre el frío metal,
entre el gusto a plástico,
que es la asquerosidad por excelencia.
Hasta resulta lógico
que nadie pueda comprometerse
con nada,
habiendo tanto aparato
que todo lo resuelve
sin el más mínimo esfuerzo.
Aunque todo
resulta mucho,
pues jamás podrán
conquistar mi sonrisa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario