jueves, 25 de abril de 2013

Tener un árbol, escribir un hijo y plantar un libro

Me están proponiendo publicar un libro con cosas que yo escribo. Es extraño lo que sucede, de verdad lo es. Mientras suena Bach, en manos de Glenn Gould interpretando Variaciones Goldberg, yo me detengo a pensar en Henry Miller, en Bukowski, en Fante, en Dostoievsky, en Osvaldo Soriano, en Chandler, la lista podría ser infinita. Esos tipos que se quemaron la cabeza leyendo todo cuanto pasaba por sus manos, que dedicaron mil horas a la pluma o a la máquina de escribir, al papel en blanco, la famosa hoja en blanco que acosa e intimida. Tipos que dedicaron su existencia a las letras, soñando cada día con que alguien le publicara una obra, con poder vivir de lo que escribían, porque sentían que realmente valía la pena. Bukowski luego de leer a Celine dijo que al fin había encontrado a un hombre que escribía mejor que él. Un poco por agrandado tal vez pero otro poco porque así realmente lo creía. Yo no me creo mejor que nadie pero si peor que muchos. Escribo porque es la forma que encontré para poder transformar todo lo que me pasa por adentro del cuerpo, lo que me toca el alma, el ombligo de mis limbos. Mi cabeza logró descifrar o decodificar el mensaje, quizás debería decir: reinventar el mensaje. Entonces me siento y escribo lo que me sale. Sin pretensiones más que las de poder seguir viviendo de algún modo, de poder seguir durmiendo algunas horas al día. No escribo para los demás, no le escribo a alguien en particular, escribo y punto o escribo y puntos suspensivos. Las palabras libro, poeta, escritor, son cosas muy grandes desde mis ojos y realmente me siento pequeño frente a ellas. Los libros son tesoros para mi, son esa cosa que quiero seguir teniendo, comprando, adquiriendo de algún modo, porque son la única cosa que creo que vale la pena tener y por eso es lo único que suelo regalar. Si, sería lindo regalarle a alguien un libro escrito por mi: tomá, lo escribí yo y te lo regalo, espero lo disfrutes! Eso es lo que yo disfrutaría, que alguien que escribió un libro me regalara su libro. Pero si fuera yo el que regalara mi libro diría: mirá, escribí muchas huevadas y me dejé convencer para que las publicara en éste formato que aquí ves, un pequeño libro lleno de esas huevadas que podrá servirte para encender un asado, para equilibrar las patas de una mesa o para revolearle al gato cuando esté hurgando en el cajón donde guardás tus calzones. Tal vez te sirva para cuando vayas a cagar y no tengas qué leer, podés aprovechar su papel para limpiarte el culo. Claro que nos reiríamos un poco y luego te irías a tu casa y yo me daría cuenta que te olvidaste de llevar el libro porque te importa un pito leer a Tolstoi y menos te importa leer a Juan de los Palotes. O lo llevarías para no ofenderme pero luego lo usarías para matar moscas en el verano. O tal vez, porque me querés un poco, lo leerías y hasta lo disfrutarías y yo te diría: que bueno que te gustó, podría haberte mandando todo lo que escribí por mail o te podría haber facilitado la dirección del blog donde pongo todo eso y te hubieses ahorrado el tiempo de cargar con otro libro sobre esta tierra. Si, es cierto que yo prefiero leer sobre papel y no sobre la mierda plástica de pantalla que ni tiene ni aroma. También prefiero el anonimato, prefiero no tener derechos de autor, prefiero seguir escribiendo sin pretensiones y por último, prefiero seguir escribiendo porque me hace bien aunque a vos no te guste lo que escribo.

3 comentarios:

  1. Siempre vá a haber alguien a quien no le guste lo que hagamos. Que esos alguienes no le impidan a quienes sí les gusta como escribis vos, la posibilidad de (porque no?) acceder a una publicación en papel tuya.
    Sin pretensiones, también podemos entregarle al otro un pedacito de lo que somos...en éste caso, a través de tus palabras.
    El tiempo dirá si ese libro llega a algunas manos, o si los anónimos lectores virtuales sean quienes sigan regocijandose con tus letras muy bien acomodadasa.

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  2. Me intriga tu anonimato. De cualquier modo agradezco tus palabras acariciantes.

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