lunes, 15 de abril de 2013

El silencio, tercer día

Acaso debería sentarme a esperar mientras tu silencio se lo va comiendo todo,
o tal vez largarte un vómito de cosas extraídas desde el ombligo,
ahí donde se refugia el alma?
Acaso es que te he dejado sin palabras nuevamente,
para que te quedes sin las tuyas ni las mías,
para que me quede ya sin nada?
Estoy entre pincharte un ojo
y darte un abrazo,
en esta distancia infinita
que marca mi pulso.
Es como si el mundo,
al girar,
nos alejara cada día,
como si corriéramos sobre un terreno que se mueve bajo los pies,
cual cinta transportadora.
No te pido nada,
no quiero nada, 
menos aun mendigar tu sonrisa.
Pero ya deberías de saber
que cualquier palabra,
aunque fuera un: andate a la puta que te parió!
podría hacerme sonreír.

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