miércoles, 27 de julio de 2011

Eje(cutando)

No se cómo llegué a este estado en el que ya no me importa lo que piense el otro, tal vez hallarme a mí mismo (eso suena en mi cabeza que siempre puede autoengañar, prefiero ni pensarlo) pueda haber ayudado a eso.  Una lectura, dos, también colaboraron en este abrir la puerta para salir del disfraz.  Pensé que nuestro cuerpo crecía de volumen con el paso del tiempo por la sumatoria de máscaras con las que atravesamos la vida, esas que empezamos a usar cuando el fusible de la niñez se corta y nos deja sin luz. Tal vez encontré a ese niño que fui y este cuerpo me está quedando grande. A la mierda con el cuerpo! Es posible que yo vuelva a caer en las garras del tercer mundo y ande mendigando al fondo momentáneo interpasional. Yo soy el primer mundo carajo! Y no soy moneda corriente, ni economía, menos aún perfección. Tampoco hablo de expertos, siempre seré un perto entre tanto ex. Ahí veo el camino, sin huellas, virgen, selvático, peligroso y estoy apoyando el primer pie luego de treinta y un años de transitar caminos usados, pisoteados, “seguros”. No llevo machete, tampoco cantimplora, ni ropa, fósforos o encendedor; yo soy el fuego, la luz, furia, seda, setenta por ciento agua y un treinta por ciento de incertidumbre. Allá voy, esperando el precipicio que me llene de vacio!

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